El cabello humano era de suma importancia en el antiguo Egipto tanto para los ricos como para los pobres de ambos sexos; era un medio de autoexpresión», comenta Fletcher. Pero la investigadora ha podido comprobar que los peinados eran mucho más que una expresión del gusto personal. Las pelucas no solo permitían llevar el cabello perfectamente arreglado, sino que también contribuían a una mayor higiene personal. De hecho, las pelucas protegían el cuero cabelludo afeitado de los rigores del clima egipcio y quien la llevaba mantenía la cabeza fresca y a salvo de piojos, una molesta y antigua plaga que, al parecer, y según los resultados de la investigación de Fletcher, ha podido documentarse en la momia de un hombre enterrado en Abydos hace unos cinco mil años.
las pelucas protegían el cuero cabelludo afeitado de los rigores del clima egipcio y quien la llevaba mantenía la cabeza fresca y a salvo de piojos.
Las condiciones cálidas y secas del clima de Egipto son perfectas para la preservación natural de los tejidos blandos del cuerpo tras la muerte, incluidas las uñas, la piel y el cabello. Tanto es así que, además de miles de cuerpos sometidos a diversos métodos de momificación, también se han localizado los cuerpos momificados naturalmente de personas sin recursos que, simplemente, fueron enterradas en la arena. De este modo, gracias a la conservación del cabello en numerosos cuerpos (tanto momificados como no), los estudiosos han podido observar cómo arreglaron y adornaron su pelo los antiguos egipcios.