En nuestro país, alrededor del 30% de los cánceres diagnosticados a mujeres tienen su origen en la mama, según datos del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama. En el pasado año, se diagnosticaron un total de 32.825 nuevos casos de cáncer de mama en España, «siendo este tipo de tumor el más frecuente entre las mujeres en nuestro país por delante del cáncer colorrectal, de útero, de pulmón y de ovario».
Para hacerle frente, aparte de los tratamientos convencionales, se aplican otra serie de atenciones sanitarias que ayudan a mejorar la calidad de vida de los pacientes (aunque menos, también hay hombres) que sufren este tipo de tumor. Y una de esas aplicaciones de salud es la fisioterapia, útil desde el momento en que el paciente se entera de su diagnóstico.
¿Cómo ayuda la fisioterapia con el cáncer de mama?
Prevenir, preparar, mantener y rehabilitar las secuelas tras el tumor son los principales beneficios de estas sesiones con el fisioterapeuta. Así, es posible acondicionar nuestro cuerpo para afrontar mejor una operación de este tipo, ayudar a que las cicatrices tras la intervención no afecten a la elasticidad de la piel, así como en los casos de linfedemas, una inflamación en el brazo como consecuencia de la extirpación de los ganglios linfáticos de la axila.
Además, la cirugía del cáncer de mama o los tratamientos con radioterapia pueden hacer que el paciente no tenga la misma movilidad que antes en sus extremidades superiores, por lo que es recomendable la fisioterapia. Al igual que en los casos de recuperación de la capacidad respiratoria tras una operación de este tipo o debido a los tratamientos pertinentes de quimioterapia.
Por si fuera poco, en el caso de una reconstrucción mamaria, nuestro fisioterapeuta puede facilitarnos una serie de ejercicios para favorecer la relajación y mejorar la adaptación de los expansores que ayudan a que la piel y el tejido subcutáneo dilaten, para hacer hueco y albergar la prótesis mamaria definitiva.
¿Qué técnicas se llevan a cabo?
Para llevar a cabo estas sesiones preparatorias, así como las que se realizan tras una cirugía o las sesiones de quimioterapia, el fisioterapeuta puede efectuar varias técnicas manuales:
- Drenaje linfático y ejercicios para favorecer que la inflamación producida por el linfedema vaya desapareciendo.
- Ayudar, por medio de la osteopatía, a la recuperación del equilibrio postural.
- Trabajar las articulaciones, en tensión tras recibir el duro diagnóstico, así como mejorar las articulaciones y las cicatrices posteriores a la operación quirúrgica.
- Masajes para activar los sistemas sanguíneo y linfático.